La Iniciación como motor de cambio/Iniciação como motor de mudança

24.01.2019

La Iniciación como motor de cambio en nuestras vidas.

Llega un momento en la vida de cualquiera en la que nos damos cuenta de que queremos cambiar. Cambiar de alimentación por motivos de salud o filosóficos, cambiar de una vida sedentaria a una más activa, de trabajo en búsqueda de otro que nos satisfaga más a nivel personal, o cambiar de círculo social buscando nuevas experiencias, otras nuevas amistades. Cualquier cambio en nuestras vidas es un gran paso adelante que, en muchas ocasiones, supone una ruptura con lo establecido anteriormente, y eso puede llegar a costarnos mucho.

Existen no pocos condicionantes que nos atan a nuestras costumbres, desde la estabilidad emocional que otorga la rutina hasta la presión social o familiar no explícita. Seguro que más de una vez hemos pensado en cambiar algo, pero no lo hemos hecho por no establecer esa ruptura con lo conocido, con aquello que, a fuerza de repetitivo, se convierte en parte de nuestro yo. Ese miedo atávico al cambio, a lo nuevo, a lo diferente, nos ancla en una forma de vida en la que no estamos del todo satisfechos (de lo contrario no nos habríamos planteado cambiar algo de ella).

Cualquier nuevo camino comienza en un solo punto, después solo hay que continuar andando. La mayor inquietud en ese momento de cambio es precisamente decidir cuál va a ser ese punto en el que echamos a andar, el preciso instante en el que abandonamos unas costumbres y adquirimos otras. Por ello, lo más recomendable, una vez que ya sabemos qué cosas queremos cambiar en nuestras vidas, es marcar ese punto de inflexión, prepararnos paulatinamente para su llegada y acometer los cambios. Dice el conocido refrán: "año nuevo, vida nueva", y es un buen ejemplo de lo que decimos. Optamos por una fecha señalada socialmente como momento de cambio para intentar llevar a cabo nuestros propios cambios personales. El problema es tan conocido como el refrán, a los quince días la mayoría de las personas nos damos cuenta de que no vamos a realizar esos cambios. ¿Por qué?

Conocemos los cambios que queremos obrar, hemos elegido una fecha que, además, está asociada al cambio per se, incluso nos hemos mentalizado para hacerlo, pero sin embargo a los pocos días nos damos cuenta de que no vamos a ser capaces. La cuestión es que nada ha cambiado realmente. Todos los años comienzan y terminan, todos los 31 de diciembre marcan ese cambio, pero no son momentos realmente significativos en nuestras vidas. Para conseguir cambiar algo realmente debemos elegir un momento que sea especial no por su fecha, si no por su significado para nosotros, debe ser un momento único, que no se vuelva a repetir y que marque un antes y un después para nosotros.

El día de la Ceremonia de Iniciación como nuevos miembros del Culto Ibérico es una fecha especial. La sola decisión de entrar a formar parte de una espiritualidad ancestral ya es de por sí un revulsivo personal que conlleva cambios en el modo de pensar, revela el interés por crecer espiritualmente, por hallarse a uno mismo e iniciar un nuevo camino en compañía de personas muy diferentes, pero que se apoyan mutuamente en la labor de honrar a los Dioses de Iberia. La propia ceremonia está impregnada de un simbolismo en el que se hace hincapié en el concepto de abandonar viejos modos y adoptar otros nuevos por propia convicción, morir para renacer.

La Ceremonia de Iniciación se puede definir como un proceso espiritual compuesto de varios rituales donde se busca la introspección personal y el cambio a otro nivel de consciencia. Se suele decir de este tipo de ceremonias que su simbolismo es el paso de la oscuridad a la luz, de un tipo de conocimiento a otro más elevado. Tal vez estas definiciones se queden algo cortas. La Iniciación conlleva un cambio de vida, de relación con el resto de la sociedad, de hábitos, de manera de relacionarse con el mundo. Esto no tiene que significar forzosamente una ruptura total con nuestra vida y costumbres anteriores, pero sí que podemos decir que es ese punto de inflexión en el que podemos llevar a cabo muchos cambios, ya que se dan los requisitos para hacerlo con éxito.

Como ceremonia, la Iniciación es un conjunto de rituales extremadamente simbólicos, tanto en las formas como en el fondo. Todo lo realizado tiene como objetivo el ayudar a los postulantes en el proceso de cambio, reforzando con el apoyo grupal la decisión y el paso por ese momento. El simbolismo más claro es precisamente el más conocido, el paso de la oscuridad a la luz. En nuestro caso utilizamos la simbología que nos proporciona el lugar de la Ceremonia, una cueva, que representa nuestro origen en el vientre de La Diosa Madre (en cualquiera de las representaciones de Diosas Ibéricas de este arquetipo), de la cual procedemos todos los seres vivos, y nuestra salida, mejor dicho, ascensión, hacia el mundo, hacia la luz al terminar la ceremonia. Durante esta, los postulantes recorren también simbólicamente todo un proceso de desprendimiento de lo anterior y de renacer a una nueva consciencia a través de la representación del propio camino iniciático en la figura de quien ya ha recorrido ese camino. Al ser Iniciados, se comienza un verdadero periodo de cambio en nuestras vidas, pues nos dotamos a nosotros mismos de las capacidades necesarias para mejorar, para perseguir y alcanzar metas más elevadas, para afrontar la vida con otra mirada y ser capaces de tomar consciencia de la grandiosidad de los Dioses de Iberia y de nuestra propia persona en el entorno que nos rodea.

Además de comportar el comienzo de tu andadura entre quienes, como tú, elegimos caminar la Senda de los Dioses de Iberia, la Iniciación es ese necesario punto de inflexión para acometer aquellos cambios que consideramos que deberíamos incorporar a nuestras vidas para mejorarlas, para dotarnos a nosotros mismos de nuevas y más altas metas tanto a nivel espiritual como laboral o social. ¿Qué mejor que hacerlo junto a personas que comparten tu forma de ver la vida?

Iniciação como um motor de mudança em nossas vidas.

Chega um momento na vida de qualquer pessoa em que percebemos que queremos mudar. Mudança de dieta por razões de saúde ou filosóficas, mudar de uma vida sedentária para uma vida mais ativa, trabalhar em busca de outra que nos satisfaça mais a nível pessoal, ou mudar o círculo social em busca de novas experiências, outras novas amizades. Qualquer mudança em nossas vidas é um grande avanço que, em muitos casos, supõe uma ruptura com o previamente estabelecido, e isso pode nos custar muito.
Há muitas restrições que nos ligam aos nossos costumes, da estabilidade emocional que a rotina dá à pressão social ou familiar não explícita. Certamente, mais de uma vez, pensamos em mudar alguma coisa, mas não a fizemos por não estabelecer aquela ruptura com o conhecido, com aquilo que, pela força do repetitivo, se torna parte de nosso eu. Este medo atávico da mudança, do novo, do diferente, nos ancora num modo de vida em que não estamos completamente satisfeitos (senão não teríamos considerado mudar alguma coisa dele).
Qualquer nova estrada começa em um único ponto, então você só tem que continuar andando. A maior preocupação nesse momento de mudança é precisamente decidir qual será o ponto em que começaremos, o momento exato em que abandonamos os costumes e adquirimos outros. Portanto, o mais aconselhável, uma vez que sabemos o que queremos mudar em nossas vidas, é marcar esse ponto de virada, preparar-se gradualmente para sua chegada e empreender as mudanças. Diz o famoso ditado: "ano novo, nova vida", e é um bom exemplo do que dizemos. Nós optamos por uma data socialmente designada como um momento de mudança para tentar realizar nossas próprias mudanças pessoais. O problema é tão conhecido quanto o ditado, depois de quinze dias a maioria das pessoas percebe que não vamos fazer essas mudanças. Por quê?
Conhecemos as mudanças que queremos trabalhar, escolhemos uma data que, além disso, está associada à mudança em si, estamos até mentalizando para fazê-lo, mas mesmo assim, depois de alguns dias, percebemos que não poderíamos. O ponto é que nada realmente mudou. Todo ano eles começam e terminam, todos em 31 de dezembro marcam essa mudança, mas eles não são momentos realmente significativos em nossas vidas. Para que algo mude realmente, devemos escolher um momento que seja especial não por causa de sua data, mas por causa de seu significado para nós, deve ser um momento único, que não volte a acontecer e que marca um antes e um depois para nós.
O dia da Cerimônia de Iniciação como novos membros do Culto Ibérico é uma data especial. A única decisão de se tornar parte de uma espiritualidade ancestral é, em si mesma, uma repulsa pessoal que acarreta mudanças no modo de pensar, revela o interesse de crescer espiritualmente, de se encontrar e de iniciar um novo caminho na companhia das pessoas. muito diferentes, mas que apoiam uns aos outros no trabalho de honrar os deuses da Ibéria. A cerimônia em si é imbuída de um simbolismo que enfatiza o conceito de abandonar os velhos costumes e adotar novos por convicção própria, morrendo de vontade de renascer.
A Cerimônia de Iniciação pode ser definida como um processo espiritual composto de vários rituais em que a introspecção pessoal e a mudança para outro nível de consciência são buscadas. Diz-se frequentemente deste tipo de cerimónia que o seu simbolismo é a passagem das trevas para a luz, de um tipo de conhecimento para outro superior. Talvez essas definições permaneçam um pouco curtas. A Iniciação implica uma mudança de vida, de relação com o resto da sociedade, de hábitos, de modo de se relacionar com o mundo. Isso não significa necessariamente uma ruptura total com a nossa vida e costumes anteriores, mas podemos dizer que é esse ponto de virada em que podemos realizar muitas mudanças, uma vez que os requisitos para fazê-lo com sucesso são dadas.
Como cerimónia, a Iniciação é um conjunto de rituais extremamente simbólicos, tanto na forma como na substância. Tudo o que é feito visa ajudar os candidatos no processo de mudança, reforçando com o apoio do grupo a decisão e o passo para esse momento. O mais claro simbolismo é precisamente o mais conhecido, a passagem da escuridão para a luz. No nosso caso usamos o simbolismo que nos dá o lugar da Cerimônia, uma caverna, que representa nossa origem no ventre da Deusa Mãe (em qualquer das representações das deusas ibéricas desse arquétipo), da qual todos os seres vêm viva, e nossa saída, antes, ascensão, em direção ao mundo, para a luz no final da cerimônia. Durante isso, os candidatos também passam simbolicamente por um processo de distanciamento do passado e renascer para uma nova consciência através da representação do caminho iniciático na figura de alguém que já percorreu esse caminho. Sendo iniciado, um período real de mudança em nossas vidas começa, porque nos equipamos com as capacidades necessárias para melhorar, perseguir e alcançar objetivos mais elevados, encarar a vida com outro olhar e sermos capazes de nos tornar conscientes a grandeza dos deuses da Ibéria e da nossa própria pessoa no ambiente que nos rodeia.
Além de comportar o início de sua jornada entre aqueles que, como você, escolhem percorrer o Caminho dos Deuses da Ibéria, a Iniciação é o ponto de virada necessário para empreender as mudanças que acreditamos devermos incorporar em nossas vidas para melhorá-las, para nos equiparmos. nós mesmos de novos e maiores objetivos nos níveis espiritual, laboral ou social. Que melhor do que fazer isso junto com pessoas que compartilham sua maneira de ver a vida?

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